Nacho García
Lleva un cuarto de siglo viajando, investigando, conservando y comprando todo tipo de curiosidades, muebles, recuerdos, artículos de colección o simplemente caprichos con los que se pueden recorrer hasta tres siglos de historia. Entre la Catedral y la calle de la Feria, hay una puerta al pasado que siempre está abierta.
Entre juguetes del siglo pasado, cerámica, espejos o lámparas antiguas, se encuentran las pastillas de la tos del Doctor Andreu o un microscopio con el que aún se puede trabajar, igual que con las viejas máquinas de fotos, que están en perfecto estado, pero sólo para quien se atreva a recuperar el carrete y el revelado en laboratorio.